miércoles, 28 de abril de 2010

Musa de nadie

Musa de Nadie
(por Emilio Nicolás)







En la mañana de invierno
un niño grande, corriendo
por los senderos del frío eterno
sus alas invisible se extienden
desplegadas sobre el suelo yermo

No hay ave que cante en su nombre
ni cielo que se abra a su presencia
no hay poeta que lo vea como hombre
no hay música que llame su ausencia

Musa de nadie soy
solo por la vida
abandonado voy
Compongo para poetas,
y a los arlequines mis más bellos poemas doy
Pero solo, en este sendero de invierno estoy

En casa no notan su falta
no hay silla desocupada
pues la han llenado con ignorancia
a este niño no es el silencio quien lo mata
son sus voces áusteras repudiadas

Aun las bestias
no se atreven a tocarlo
ni aquellos ojos de los que pasan
serían capaz de mirarlo

Este niño grande, corriendo
por los senderos del frío eterno
es musa de nadie, canción para el sordo
voz de quien no habla, jaula de tordo

Soy musa de nadie
sí, ese es quien soy
no hay luz que me irradie
solo en la calle estoy
no hay poema con mi nombre
ni una mínima canción
hijo del olvido
musa de nadie soy

En el cielo oscurecido
el pequeño tropieza, rodillas al suelo
el pequeño sin rostro, de nombre desconocido
que sólo es un cuerpo, y un triste anhelo

Bajo las luces las doncellas
a escondidas son arrebatadas
apasionados caballeros
las sostienen, abrazadas

y quién se osaría
quién en su más hombría
bajar la cabeza
subir la mirada
para el pequeño niño
musa de nadie
inspiración de nada

Soy musa de nadie
poesía olvidada
Pequeño y triste invisible
en las calles heladas







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