miércoles, 30 de octubre de 2013

Una bestia me está buscando



Una bestia me está buscando
(por Emilio Nicolás)




Una bestia me está buscando
No puedo verla, pero la siento ahí

Siento las bocanadas de aire que roba de mis alrededores
y me quema el óxido hirviendo 
que expulsa de sus fauces 
con el rugido del viento 
que me golpea por la espalda

Miro hacia todos lados 
y es madrugada, 
la calidez de mi hogar 
ya no se entiende como un refugio

Afuera los árboles 
se sacuden, violentos

Una bestia me está buscando

Las paredes retumban 
si de pronto dejo todo 
en silencio

Sutil

Acumulando ira

Vibra la tierra, 
el vidrio se raja, 
casi imperceptible

Acumulando ira
en silencio

Los gatos duermen, 
pero lo perciben, 
lo sé

uno abre los ojos, 
sin alarmarse, 
los vuelve a cerrar

La puerta cerrada, en mi mente se abre

Corro sin mesura, 
descalzo

Me paro en medio de la calle
el viento me golpea desde todos lados

Una bestia me está buscando

soy hijo de la noche, 
que me cubre, 
que me resguarda

El cielo negro me mira, 
allá abajo

La bestia sigue aguardando

Acumulando ira

Y yo corro, sin testigo despierto
con el viento arrastrando
lo poco que llevo

El sudor se desprende
las piernas fervientes
talones rasgados

Una bestia me está buscando




Esperando





Esperando
(por Emilio Nicolás)




Me refugio, todo el tiempo me refugio. Voy en silencio, simplemente mirando, buscando con los ojos un lugar donde esconderme, o una mirada en la que meterme. Me escabullo con la cabeza baja, mientras miro a mis pies subir los escalones del colectivo, ascender hacia el aula, que me espera vacía. 


Practico los personajes, todos contentos, los ensayo frente al cristal de la ventana que ahora proyecta un gato subiéndose a un techo. Me doy vuelta y sonrío, a todo el mundo sonrío, estoy siendo hipócrita conmigo mismo y me meto, saltando, de una mirada en otra, y bromeo, y camino al sol y vuelvo a tomar el colectivo. En casa me espera la cama donde me meto y doy vueltas hasta quedarme dormido. Me pierdo en el sueño y te veo de nuevo. Despierto y solo pasaron diez minutos, y se repite lo mismo. El ventilador no deja de funcionar y yo me enciendo y me apago, me enciendo y me apago, siempre en silencio, siempre dormido. 



Cuando estoy por llegar a la hora acordada para poner los pies sobre el suelo, siento que un grito avanza veloz desde adentro mío y justo antes de llegar a mi garganta, lo ahogo. Entonces me estremezco y me siento sobre la cama. Repito lo mismo. 



Afuera, la noche pesada me cuenta de todo. Yo permanezco en silencio, aún actuando, y me veo en el humo, descubierto por la luz en la calle. Me veo suspendido, flotando en el aire, esperando algo más de vos que silencio, silencio y ausencia. Te miro, aunque no estás. Te miro. Y no hay nada.



Quisiera buscarte, decirte que ya pasó todo, que no hay dolor, que no te extraño más, que estoy bien conmigo mismo, pero sigo encontrándome por la mitad, en la vereda de una solitaria cuadra, mirando hacia arriba, buscando algo que no guiña en el cielo. Ni una estrella, ni un destello. Nada.



Me pregunto por qué este silencio, por qué este vacío. Hoy no apareciste y quiero entrar en tu mente, saber si estuviste como yo, mirando a la pantalla a cada momento, esperando al menos un “¿Cómo estás?” Entonces caigo en la cuenta de que ya no hay conexión, ya no puedo presentir tus pensamientos, ya no puedo leerte como antes, ya no puedo saber si me esperabas, como yo a vos o si terminó por ganarte el orgullo, las ganas de estar con vos mismo. Ya no es lo mismo.



Estoy actuando, caminando sobre espinas, manteniéndome oculto bajo una máscara que parece de piedra, pero que se hace trizas con un simple “¿Y? ¿Te llamó hoy?” 



Quiero llorar y no puedo, quiero gritar y no puedo. Quiero decirle a alguien ¡A quien sea! Lo mucho que me está doliendo ¡Y no puedo! ¿Por qué? ¿Por qué? Me escondo, nada más me escondo, susceptible, frágil, suspendido en el aire, esperando al destello, o esperando al exilio. 






martes, 15 de octubre de 2013

Lo miro





Lo miro
(por Emilio Nicolás)




Lo miro
El mismo día
de la misma semana
Lo miro

Bajo el mismo cielo
la misma mañana
Lo miro

Por diversión y nada más
por burlarme de él
por incomodar
de puro aburrido

Siempre el mismo pino
siempre la vereda empedrada
siempre ella, de la mano
siempre la perra que los acompaña

Le clavo los ojos
no los quito por nada
él traga saliva
yo aprieto la mirada
Ella me ve, después lo mira
desconfiada, gira su cuello
preocupada, casi desnucada

Y yo río
y muy por dentro
hablo conmigo
¿En qué pensará
cuando lo miro?

No sé quién es
(ni quiero saber)
De dónde viene
A dónde va
a la misma hora
el mismo día
de la misma semana
bajo el mismo cielo
la misma mañana
con el mismo pino
la misma vereda
empedrada 
la misma perrita
que los acompaña
hasta cierto punto
después vuelve
abandonada

Y con la misma mano
de ella, la misma siempre
que me teme, se espanta
me ve mirarlo
piensa
se extraña
y le clava los ojos
y él traga saliva
y se atraganta

y tose fuerte
y ella frunce el ceño
y yo sigo mirando
y caminando
y riendo