viernes, 30 de mayo de 2014

Tarde





Tarde
(por Emilio Nicolás)








Sumergidos en la oscuridad anaranjada
Yo hago todas las preguntas
vos reís
y contestás











lunes, 12 de mayo de 2014

Suspenso



Suspenso
(por Emilio Nicolás)









Dentro de un suelo de mármol que parece recién lavado
una galaxia de azules y violetas 
se despliegan hacia todos lados

En esta habitación

yo estoy parado 

Bajo donde mis pies intentan arraigar 
sobre aquello frío - impenetrable
apenas un par de grietas dibujan 
cicatrices octagonales

yo estoy parado

son telarañas
pegando más 
mis pies al suelo
mientras el polvo de estrella que emanan
las grietas 
tan calmas
me cubre completo 
y permanece en suspenso

Se nubla la sala

púrpuras y celestes se elevan
besan el techo
se vuelven blancos

completan su proceso
renuevan el aire
yo sigo parado

Se aclara mi vista
se rompe el silencio
con tu murmuro
del otro lado

y me separan de vos
dos puertas macizas
que mudas
se levantan

y yo estoy parado

te escucho llamarme
solo cuando te llamo

solo cuando te llamo

agudizo el oído
afino los ojos
no hay caso

Levanto mi mano
una llave se extiende
y como dos golems
solemnes
atolondrados
se erigen ante mí
las entradas
o salidas
imposible comprobarlo

Un solo movimiento
completará el ovillo
que las moiras negras
alguna vez prepararon

Una la abro yo
la otra, ¿quién más?

vos
otra mano

Yo sé que te escucho llamarme

solo cuando te llamo

si doy un paso
un solo paso

ah

yo estoy parado







lunes, 5 de mayo de 2014

Dicotomía







Dicotomía
(Por Emilio Nicolás)






Es raro que me des la mano, justo cuando estamos parados sobre este texto, que nos llama dicotomía. Deberías soltarla y darme la señal, para ponernos a caminar.
Dibujemos un paralelo, una vía que nos lleve a ningún lado, solo a caminar, a dibujar utopías inconclusas, siempre inconclusas. A veces, mirándonos a los ojos, a veces yo hacia atrás, vos hacia adelante. ¿Y por qué -me pregunto- soy yo quien mira atrás? Supongo que siempre fue más fácil dejarte la carga. Sin embargo reís. Y heme aquí, pidiéndote que me sueltes la mano, y sollozando frente a tu intolerancia.

Llevás la piel oscura y ropas blancas, un color que jamás usaría. Estás con los pies descalzos y aunque agachas la cabeza puedo ver en tus trazos la paz que siempre estuve buscando. Y que no me la das. Vos mirás mis ropas oscuras y mi piel pálida y fruncís el ceño, extrañado. Desde tu lado la noche te borra el rostro y en el mío, la luz del sol no te deja ver. Seguimos caminando, indecisos, sin esfuerzo por cambiarlo.

Fue tan fácil llegar a fusionarnos ¡Al principio de este escrito ya me estabas dando la mano! Me río, pensé que escribiría acerca de lo mucho que me cuesta unir mis partes. Sin embargo ahora descubro, que no se trata más que de la jaula de sentirme inquietantemente cómodo en este paralelo que nunca más va a juntarse.






jueves, 1 de mayo de 2014

Metamorfosis






Metamorfosis
(por Emilio Nicolás)






Son increíbles los estados que transito en el camino al entendimiento absoluto.
De esto.

Son increíblemente egoístas, desde las primeras hasta las últimas mudas. Y ahí van. 

Desde las más gruesas, cuando uno más frágil se siente en los huesos huecos, y más necesita del calor en un universo de ventiscas gélidas y lluvia de chuzos. Cuando uno no puede concebirse uno, si no puede ser dos. Cuando uno no puede más que convertirse en el segundo. Ser el segundo. Vivir el segundo. Matar al segundo, minuto a minuto.

Hasta las más finas, cerca de la comprensión casi total. Los segundos son terceros, y cuartos, y quintos, y sextos. Transitorias mudas de piel, transitorias capas que se desenvuelven y dan lugar a nuevas, más finas, más rápido, más insignificantes. Cuando uno ya no necesita más que a uno, y a dos y a tres para seguir siendo uno. Comer sus cabezas, lamerlas. 

Salir al mundo desnudo, recibir los vientos y las astillas. Libre. El consciente ser completo e incompleto. Lo playo y lo profundo. Nada más que eso. Abriendo las alas de papel al salvaje viento. 


Uno







Capullo





Capullo
(Por Emilio Nicolás)









Así es como me lo enseñaron. 
Así es como se siente.
Cálido, muy cálido por adentro, con los brazos juntos, y las piernas unidas. Con la cabeza hacia abajo y las orejas entumecidas. Los puños cerrados, la boca torcida. Los pies bien calientes, la sangre amarilla.
Frío por fuera, indiferente. Así es como se siente, ¿Así es como se siente?
Soy el piloto ahora, y no el automático, soy yo quien desciende soy yo quien arribo y descargo. Avanzo, me acerco, me alejo. Doy vueltas un rato.
Así es como me lo enseñaron. Así es como me lo enseñaste.
¿Así es como se siente? Tirás manotazos, me estoy elevando. 
¡Y ahora!
¡Soy un acorazado!
¡Ahora me estás mirando!
Estoy arriba y vos, abajo.