jueves, 19 de diciembre de 2013

Tuyo



Tuyo
(por Emilio Nicolás)




Ya no lo soy



Me adentro a campo abierto sobre un colectivo
sentado a la izquierda, casi al final
sobre una única hilera
callado y lascivo

Desvía su ruta y sumerge sus llantas
ahora el pastizal me cubre y me ahoga
las hojas filosas me cortan la piel
la voz, la garganta

Ahora todo es verde
oscuro, muy oscuro
y vuelvo a subir, esta vez solo
el vehículo queda en el fondo
solo, inmaduro

Con el rostro sin gesto doy
los primeros pasos
La enredadera se suelta
atrás
no, abajo
queda el romanticismo

y me robé su libertad

pero ahora me siento preso

la naturaleza me recibe con brazos abiertos
estrangula, la circulación corta
me coagula
y caigo en un grito sordo

pues mis ojos ya no hablan
y mi boca no toca más la tuya
que niega y niega
y nunca escucha


Adiós, adiós joven tallo
adiós joven capullo

De ahora en más
yo siempre solo
yo nunca tuyo






lunes, 16 de diciembre de 2013

Arenas



Arenas
(por Emilio Nicolás)






En las arenas de todo lo que alguna vez me enseñaste, se esconden en los millones de granos minúsculos los mega universos infinitos e inmortales, convirtiéndolo todo en un sin fin de esferas donde en cada una la vida nace y se desarrolla incansablemente nunca deseando morir. Sumerjo un pie hasta levantarlo a la fuerza, ya que no puedo tocar fondo y repito el mecanismo con el otro pie, y luego vuelvo a hacer lo mismo con el anterior, y me escabullo entre las pequeñas bolas que saltan y flotan en el espacio sin gravedad, empujadas, colisionándose por el impetuoso aunque algo lento movimiento de mis pasos agónicos y forzados en arenas movedizas. El oscuro azul del cielo parece continuar en el suelo y todo se confundiría en una misma masa de no ser porque el grumoso arenal se mancha con algunas esferas de agua turquesa y otras de aurora púrpura, como si en otros universos el tiempo fuera otro, como si algunos estuvieran más desarrollados que otros.

En las arenas de todo lo que alguna vez me enseñaste eso quedó, un desierto helado donde cada portada se desenvuelve, se divide y sus divisiones se dividen y el resultado de estas se vuelve a dividir y todo estalla silenciosamente como Rafflesias abriéndose a la luz de una luna titánica, revelando cada una en cada uno de sus pétalos una nueva constelación infinita. 

Yo contemplo todo, mas otra cosa no puedo hacer, todo lo que me es permitido es sacar un pie cuando siento que ya mi rodilla está siendo tragada y volver a hundir el otro pie, que se hace pierna, que se hace muslo. A lo lejos un horizonte blanco me recuerda con cada día que pasa que quizás adelante haya algo pero vos y yo sabemos que no queda más que esto, un sinfín de recuerdos tan vivos como yo acá y vos andá a saber dónde.

Las constelaciones arriba y abajo dibujan a una chica en rollers, o a un joven que se vuelve invisible cada vez que se siente solo, por eso las estrellas se borran cuando miro para otro lado. Y así todo, todo es un espejo de cada universo proyectando sus colores en lo alto. En lo infinito.

En las arenas de todo lo que alguna vez me enseñaste contemplo una vez más la explosión de los gélidos matices que una vez trajiste antes de marcharte al archipiélago y ahora paro de luchar y no forcejeo más. Me dejo hundir y veo pasar todo de abajo a arriba. Los universos ascienden. O soy yo descendiendo. 

He de confesar que algunos pequeños puñados de universos he metido en mis bolsillos. Lo demás puede quedarse donde está. Donde sea que esté. Donde sea que estés.






martes, 10 de diciembre de 2013

Raíces




Raíces
(por Emilio Nicolás)




Te arranco, no sé hasta cuándo, no sé hasta dónde, no sé si del tallo o la raíz. Nunca sé. ¿Para qué pienso en cuándo o cómo o dónde? Te arranco y camino las calles de tierra bajo el sendero de nubes y del otro lado estoy yo esperándome. Ser vos es el veneno, no es el hecho de no llamarte más y dejar que los trenes sigan pasando y verte corriéndolos sin que me tiemble la espalda y se caiga mi ropa. Olvidé mi nombre y ahora lo encuentro debajo de una piedra. A vos te arranco pero a mi nombre no puedo sacarlo del arraigo, se aferra a los hilos de la tierra y las cuerdas suenan al viento y no quiere desprenderse y los dedos se cortan, me sangran y caigo al suelo y levanto una cortina de polvo que grita por libertad y se pierde en el azul. Me quedo mirándolo todo y te vuelvo a arrancar, pero a mi nombre no. Mis rodillas están sucias y mi pelo ya está largo y desarreglado. 






lunes, 9 de diciembre de 2013

¿Quién está equivocado?



¿Quién está equivocado?
(Por Emilio Nicolás)







Desde todos lados las manos me hacen grande. Desde todos lados
Pero desde este, sobre el que planto los pies y tanteo con las mías, intentando encontrar tu nombre
No veo más que espejos que me revelan chico, chico.

Abro las ventanas de mi casa para que veas lo que hay dentro
Pero ni bien te acercas, contemplas tu reflejo.













Cadena


Cadena
(por Emilio Nicolás)





Si de cortar se trata, no puedo
mis dedos tiemblan con la sola idea
y pierdo la  fuerza

Soy de los que se esconden atrás de una cortina
y giran hacia el ventanal a mirar a los pájaros
con la espalda sensible, a la espera

Y nada pasa

Mis pies se descubren si hacia abajo mira la cámara
mis pies descalzos y enrojecidos
El suelo rojo que jamás voy a pisar
el auto que pasa y mis ojos clavados en él
a la espera


Los lunes se hacen largos y la cadena aprieta
si de cortarla se trata, no puedo
mis dedos tiemblan con la sola idea
y pierdo la fuerza







miércoles, 4 de diciembre de 2013

La araña cuelga de un solo hilo





La araña cuelga de un solo hilo
(por Emilio Nicolás)







Desde lo frío se ve tan alto el techo
La araña cuelga de solo un hilo, de solo uno
y se balancea

El silencio es una burbuja gigante 
que esta mañana no revienta
se queda ahí, se queda y no respiro

Ella respira por mí

Del otro lado el candado bloquea la entrada al sitio donde siempre quise estar
que no es el paraíso, y nunca lo sería

Es el desorden
es tu desorden
ese que tanto me marea y me inunda de cosas
filosas

Y yo doy vueltas con los brazos abiertos
y las dejo punzar una y otra vez

pero solo en mi cabeza

Porque hoy, desde el suelo
desde el frío
se ve tan alto el techo

La araña cuelga de un solo hilo, uno solo
y se balancea 






lunes, 2 de diciembre de 2013

Inseguro



INSEGURO
(por Emilio Nicolás)











Para Alejandra








De modo que es imposible a fin de cuentas, librarme de esta libertad que hoy golpea mi puerta. No estoy solo esta noche, afuera hay tormenta. El viento violeta con gritos de lobo amenaza con extinguir la vela. Afuera se abre la noche eterna. Adentro mis sombras dibujan casi por completo una soledad que no se cierra. Adentro estoy casi solo. En una esquina del cuarto y bajo telarañas, mi maestra me mira la espalda y tiembla.

Me es imposible mirarla u oír su canto silencioso, yo solo veo su silueta doblarse sobre mis paredes y dibujar las letras. La luz de la vela parpadea llorando y no miro al espejo, porque se deforma y se agrieta.

De modo que es imposible, a fin de cuentas. Por más que lo intente el viento violeta entra, se filtra por la persiana entreabierta y grita y gime y aúlla y espanta a los gatos y revolea las hojas y apaga la vela.

Mi maestra de huesos de pájaro sigue allí, quieta. Me dice que así es la libertad. O mejor dicho, se lamenta. En la oscuridad estamos yo y ella y una soledad que se cierra.