lunes, 26 de octubre de 2015

¿Refugio?



¿Refugio?
(por Emilio Nicolás)







Sí, en el pico más alto de esta colección de abismos, de estacas apuntando al rojo cielo, de estacas que soportan los fuertes vientos me paro y lo digo: de todos los males que pudieron metérseme dentro y carcomerme entero fuiste el mejor albergue, el útero perfecto. Y yo era un parásito en posición fetal, hundido y ahogado en tus flujos ácidos, durmiendo y sonriendo y durmiendo y sonriendo.

Mojado y desnudo, como me encuentro, tu coraza vacía yace en algún lugar de este olvidado infierno. Porque cambiaste de piel y te fuiste nuevo, o bien hecho huesos, pero dejaste abandonada tu maqueta perfecta, el ideal contorno de tu cuerpo, recostado con los ojos cerrados sobre un colchón de piedras donde ya no entro. Te miro desde arriba, desde lo lejos, o bien miro lo que alguna vez fuiste y alrededor ya no hay más que picos y vientos y picos y vientos. Desnudo y mojado, como me siento, mi piel arrugada se corta más conforme pasa el tiempo.

Y no tiene sentido preguntarte la razón para no aguantar más este juego que, nos escondía a los dos, muy adentro. Ahora, ante el inminente peligro vos estás por un lado y yo por el otro, deseando haber resistido un poco más, al menos, no enfrentar mi destino y jugar con vos un momento (solo uno más) un momento.

Si alguna vez lo dije, ¡No sabés cuánto (ahora) lo lamento! Tarde o temprano cada uno ha de enfrentar su destino y en ese entonces ya no hay recovecos. Así que, allá pueden aguardar los escondites ¡Aunque no quiero! Me paro en lo más alto y lo digo: de todos los males que pudieron metérseme dentro y carcomerme entero... fuiste el mejor albergue, el útero perfecto.





No hay comentarios:

Publicar un comentario