El huevo de Némesis
(por Emilio Nicolás)
Oyendo a Némesis en la oscuridad
es ella, en verdad, quien me escucha a mí
Mi voz se hace eco y me hace dudar
Si al tocar mi rostro soy yo en realidad.
Me dieron a mí lo que a Casandra no
amanece, el claro de la credibilidad
mas está frente al espejo su ingenuidad
de gritar sin escucharse a sí mismo
la nociva verdad
Oyendo a Némesis en la oscuridad
La aciaga traición que no quiero aceptar
Los besos, la mirada enamorada hacia otro lugar
y yo cierro mis ojos y quiero olvidar
Me dieron a mí lo que a Casandra no
la alianza de un pueblo que sabe juzgar
mas en el enemigo elijo confiar
y en los brazos de la mentira prefiero yacer
sabiendo que sé amar
Aunque nadie lo pueda comprobar
Oyendo, así, a Némesis en la oscuridad
la venganza toma por fin, su lugar
me escupe en los labios, amargo sabor
Clitmenestra ahora, enardecido, soy
Porque no soy uno, ni dos, ni tres
soy, frente a toda tu ignorancia, la misma entidad
de tu confusión ahora, de poco saber
de poco añorar
de poco amar
De vivir sin piedad
Oyendo, por fin, mi propia voz
el ansiado suspiro del orgasmo reivindicó
y del hombre en la cueva, del huevo en mis manos
Helena nació
(las ruinas de tu pobre ciudad)
riendo
en la oscuridad
De nuevo soy yo
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