viernes, 31 de julio de 2015

Diluvio




Diluvio
(Por Emilio Nicolás)







Me detuve, apoyando con lenta moción 
mientras las tibias gotas traspasaban el tejido de mis ropas
mi espalda sobre el blanco paredón
me pedí permiso para humillarme, mientras cantaba 
por lo bajo
una canción

(¿cómo me dejaste
exponer así?)

y la calle se inundaba de a poco
no como esa noche, no como ese verano
no como ese río desbordado
que nos llenó de emoción

(vos y yo despidiendo el año)

Esta vez yo estaba conmigo, sonriendo en soledad
en la degradación de haber olvidado quién soy
o de haberlo recordado con claridad bajo un cielo
que ya no tiene sol

Y esperé y esperé y me dije a mí mismo
mientras goteaba mi llavero sobre mis pies
¡Todo siempre me estuvo planeado, todo me fue armado!
¡Qué idiota soy!

Y volví caminando, esquivando charcos 
que eran del color del lodo, nunca rojo siempre marrón
y te recordé y te soñé al lado mío
corriendo bajo la lluvia como dos idiotas
o mejor dicho, como el idiota que soy


(vos y yo en la entrada de esa casa
tomando fernet, envueltos en el calor)

¡Tanto dejaste pasar! ¡Tanto aletargaste el dolor!

Y ahora la noche sigue con el cielo nublado
y ya no puedo ver lo que hay detrás
solo un fulgor opacado por un gigantesco nubarrón
Al que le hablo y te llamo y te pido conmigo
pero si no lo veo ¿quién va a escuchar mi oración?

Y recuerdo la última vez que te vi
ese último beso y me fui
sin tener una mínima noción
la tormenta se avecinaba y no volvería el sol
¿Qué pasaría si viera de nuevo tus ojos
esta vez con distinto color?
Se detendría el mundo y en un segundo, 

en un 
simple 
segundo

mil millones de agujas apuntarían, 
mientras cerrara mis ojos por única vez
a mi cansado, y aún vivo, corazón



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