viernes, 14 de agosto de 2015

Silent Hill









Silent hill
(por Emilio Nicolás)






A mí no se me preguntó si lo quería
A mí no se me advirtió que lo buscaba
Nada más entiendo que, mientras menos lo soñaba
Tan pronto así sucedía y en la ciudad del silencio
Abrumado y solo me encontré

Las calles estaban desiertas y el frío entero las recorría
las paredes tenían ojos, era tu mirada
No había héroes sino caminos de escarlata, ¿qué querías?
Eras un espectador en el asiento ubicado al medio, arriba

Y de pronto, en la ciudad de los silencios
mientras me percataba de tu mirada
bestias de dos cabezas y perros carnosos, todos salían
a mi encuentro, a mi muerte, a mi propia caída

Era mi protagonismo esta vez y estabas decidido
a verme sucumbir a la ciudad que, apenas me dormí
ya en ella me metías
y tus ojos, en todas las paredes
contemplaron mientras amanecía 
sin darnos cuenta
por la bruma abrazadora

Y mientras adivinabas en cuántos pedazos me encontrarías
¡Ah! ¡Qué sorpresiva puede ser la vida!


Pobres monitores, que ciegos estuvieron
mientras mis puños se cerraban en la ciudad infierno
uno a uno, los monstruos sucumbieron y no viste nada
Te dije que no me gustaba esta ciudad, y la instalaste en mi cerebro
de todos los finales alternativos, es a este al que prefiero
que la niebla se disipe y tus ojos sean testigos
de los cadáveres bestiales, que alguna vez quisieron
ser enemigos



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