sábado, 26 de abril de 2014

Llamado mudo, lector sordo, estatuas ciegas




Llamado mudo, lector sordo, estatuas ciegas
(por Emilio Nicolás)






Cansado de permanecer como una estatua milenaria
Grité tu nombre en la oscuridad, quebrando en mil pedazos al entonces poderoso silencio
y mi voz iluminó el camino mientras se hacía eco y se desvanecía a mi mirada a medida que se alejaba

Alrededor había una multitud, hasta entonces igual de ciega
hasta entonces igual de quieta
Imperceptible para mí, si no gritaba

Una multitud

que avivó su gélida masa troquelada y oxidada, de muchos cuerpos fríos
ásperos
y dirigió su mirada al rastro de centello que dejaba el sonido

que repetía tu nombre con mil ecos, 
cada vez más débiles

cada vez más muertos

Algunos se dieron vuelta y me clavaron la mirada
dolió
otros estaban estupefactos
siguiendo con sus resecos ojos 
a la estrella fugaz, avanzando, horizontal


Entonces todo se apagó de nuevo
y nadie volvió a estar

Otra vez

Giré la cabeza como si fuera a sentir algo más

que el vacío

Inflé los pulmones
Y te volví a llamar


Y de nuevo se iluminaron las ondas
que de nuevo viajaron
despertando a las estatuas
ciegas
que, volvieron a mirar

Las mismas que respondieron a mi llamado
se dirigieron a mí
con las mismas espinas en mis ojos
con el mismo pesar

Y los otros, también los mismos
siguieron con la cabeza al sonido, ondulante

Esta vez devolví la mirada
y no te encontré

ahí no estás

Después se oscureció todo de nuevo
y lo volví a intentar








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