lunes, 21 de septiembre de 2015

Coldwave (A single moment was enough to create this)



Coldwave
(A single moment was enough to create this)
(por Emilio Nicolás)









Ya está concluido, cerrado el proceso. Fue un trabajo en conjunto, por fin. Sí, por fin hicimos algo juntos. Pero el resultado final está fuera de tu alcance. De todas formas dudo, que tengas principios para elevar una sola útil observación. 

Ahora yo lo miro. 

Ahora, sí, lo estoy mirando. Se hamaca sobre una cama nueva, con un colchón de resortes. Sus pies no llegan al suelo, pobrecito. Sonríe, con la lengua afuera, es inteligente, señor Frankenstein, nuestro nuevo invento. 

Sí, porque ahora el muchacho sale del baño, cerrando inútilmente el botón superior de su jean y piensa lo mismo que vos pensarías ahora. Pero, dejame decirte que yo tengo un poco más de criterio y ahí está, nuestra criatura, simulando un potencial tan escaso como el tuyo, como el nuestro. Adentro se encierra una bestia, un demonio más allá de nuestro entendimiento. Pero el muchacho jamás lo notaría y no parece importarle su expresión de enajenamiento y lo toma en brazos y lo envuelve en sábanas y ahí está, haciéndolo suyo, como cada muchacho diferente, cada día. Como cada momento.

Y miralo, a nuestro experimento, saltando, gimiendo, sudando y absorbiéndolo todo. Tal como hiciste alguna vez, cuando apenas iniciábamos el proceso. Ahora el muchacho lo puso de espaldas y lo aplasta con todo el peso de su cuerpo. Sí, es algo masoquista nuestro nuevo niño ¡A que lo dabas por cierto! Con cada puja, con cada movimiento, nuestro hijo, por así decirlo, está llenando el vacío profundo y hueco que plantaste cuando saliste corriendo. 

Aquel día, el laboratorio se puso frío y negro y el embrión expulsó burbujas a borbotones, dentro de su cápsula de ensueño. Y al cabo de unos segundos ya estaba fuera. Ya estaba dentro. Me pregunto desde dónde estarás ahora, viendo esto. 

Ahí está, nuestro pequeño, una vez más, saltando, como si jugara, sobre otro miembro. Lo atraviesa una y otra vez como una espada directo al pecho. Pobrecito. Suda una vez más, se agita cuando exhala y cierra fuerte los ojos cuando toma aire, como si inhalara veneno a sabiendas de lo que está haciendo ¿Alguna vez sentiste algo así? 

Las ventilaciones dejaron de funcionar, entonces, en todo el establecimiento, me miró y me rogaba por un poco de aire con sus ojos sedientos pero no pude darle nada, porque confiaba en que estarías el día del nacimiento. Yo no estaba preparado para tanta responsabilidad. Para tato sufrimiento. 

Ahora tengo todo claro: Para que naciera, era necesario que tu máscara cayera al suelo, que abandones todo y me dejaras atónito, cual detective, buscando las pistas de tu repentino cambio, de tu arrepentimiento. Sí, vos sos el padre principal de este nuevo invento. Miralo ahora, succionando a otro muchacho hasta la garganta, sin soltarlo, como si no necesitar tomar aliento. La saliva caliente cae a chorros, sobre el suelo y el muchacho no parece resistirse a darle, de esa forma, todo el sustento 

¡Se lo está comiendo! 

Pero el muchacho, de nuevo, toma control de todo y hace lo que quiere con nuestro pobre invento hasta acabar por agotarlo, por llenarle el estómago y dejarlo ahí, tirado en el suelo. 

Menos mal que recobra energías al instante y se prepara para otro encuentro. 

Me pregunto si estarás tan orgulloso como yo. Nuestro invento ahora ni se percata de que se rompió la calefacción y ahora hace en la habitación un frío tremendo. Según mis investigaciones su sangre se enfría cada vez más con cada encuentro. salió al padre ¿verdad? Sin embargo yo creo que este es, aún, un embrión, la inconclusa etapa de una nueva criatura que emergerá cuando termine el invierno. Mirala ahora, mirándose al espejo ¿Me veo bien? ¿Me extrañaste todo este tiempo?









No hay comentarios:

Publicar un comentario