lunes, 2 de diciembre de 2013

Inseguro



INSEGURO
(por Emilio Nicolás)











Para Alejandra








De modo que es imposible a fin de cuentas, librarme de esta libertad que hoy golpea mi puerta. No estoy solo esta noche, afuera hay tormenta. El viento violeta con gritos de lobo amenaza con extinguir la vela. Afuera se abre la noche eterna. Adentro mis sombras dibujan casi por completo una soledad que no se cierra. Adentro estoy casi solo. En una esquina del cuarto y bajo telarañas, mi maestra me mira la espalda y tiembla.

Me es imposible mirarla u oír su canto silencioso, yo solo veo su silueta doblarse sobre mis paredes y dibujar las letras. La luz de la vela parpadea llorando y no miro al espejo, porque se deforma y se agrieta.

De modo que es imposible, a fin de cuentas. Por más que lo intente el viento violeta entra, se filtra por la persiana entreabierta y grita y gime y aúlla y espanta a los gatos y revolea las hojas y apaga la vela.

Mi maestra de huesos de pájaro sigue allí, quieta. Me dice que así es la libertad. O mejor dicho, se lamenta. En la oscuridad estamos yo y ella y una soledad que se cierra.










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