viernes, 22 de octubre de 2010

¿Y cómo despertarte?

-



¿Y cómo despertarte?
(por Emilio Nicolás)







Entré a tu cuarto, sigiloso
y te vi durmiendo, con el cuerpo temblando
y con los ojos cerrados fuerte
como si de una pesadilla fueses la víctima, impaciente
te vi transpirando, y pálido hasta la frente
Hacía frío en cada esquina
de aquella cárcel
en la que estabas
pero ausente
Y me pregunté cómo llegué a atravesarla
pobre de mí, que no me supe lejos de la entrada
era sólo un holograma
rodeando tu verdadera prisión,
tu alma

Y te encontré así, dormido
y así te encuentro
aunque no lo sepas
sigo dentro de tu cuarto
en la parte oscura
escondido
Y te veo aún soñando
quién sabe con qué sitios
con qué personas, con qué niños
Y a veces sonríes y crees estar volando
pero tus pies están tan quietos
tan quietos como los míos

Y me muerdo los labios y te miro
y reconozco que, aunque no me creas
me acerqué en varias ocasiones
a sacudirte así como estabas, dormido
abrí las ventanas y las cortinas al viento
acariciaban tus mejillas sudadas
tu cuerpo entumecido, una piedra, una tumba quieta
y yo, sin respiro
te juro que lo hice, y lloré por verte salir
por verte bajo el sol, conmigo
y golpeé las paredes preguntándome
dónde estará aquel botón que te dé un motivo
una razón, algo que te haga reaccionar
este mundo no es tan negro como te lo has creído

Y te pienso tan grande
y con tanto conocimiento ligero
que te lleva a lo que tú mismo crees que te llevará
a la nada, a la destruccción, al vacío
¿De qué te sirve vivir soñando, dar vueltas y vueltas sobre tí mismo?
Te juro que lo he intentado, que te recité mil y un poemas bajo las estrellas
y bajo la más fría de las tormentas
esperando a que reacciones a mis palabras, a que abras los ojos
a que comiences a creer que el destino no es un titiritero
y que tú no eres un juguete en las manos de un niño

Si volvieses sobre mis pasos
y conocieses mi camino
si supieras las mil y un razones que tengo
para hacer lo que tú
para quedarme dormido
para cerrar los ojos
en un lago de lirios
y como Ofelia hundirme en el idilio
en lo más fácil, en el ensueño
en la muerte cuyas manos me abrazarían
en lo infinito

Pero aquí me ves, con las manos llenas de tierra
y las alas rotas y los pies cansados
Haciendo mi propio camino
Paciente
Imperfecto
Pero con los ojos bien abiertos
y firmes en el ocaso
que se hunde como te hundes tú
a lo lejos, en el olvido

¿Y quién me manda a mí esta noche?
A dejar un rato aquel libro
dormir sobre la mesa
para decirte, pequeño gran niño
que me duele tu impaciencia
a dejarte caer al mismo frío
a convertirte en un mártir orgulloso
de sufrir ser su propio sacrificio
me duele que creas
y que digas nunca haber creído
Quien pudiera creer en tus palabras
pequeño
indefenso
dolido
(no tienes la culpa)
niño

¡Por favor, escúchame!
No me niegues
no desaproveches a este otro niño
que ha despertado hace tiempo
y que quiere ser quien te demuestre...
olvídalo, ya no tiene sentido

Esta noche te lloro
no por no poder tocarte
sino por verte dormido
¿Y cómo despertarte?
Si cada vez que te doy la espalda
entreabres los ojos y me ves
ahí contigo
me sabes aquí, esperándote
y te niegas a levantarte
¿Y cómo despertarte,
si había alguien más en este cuarto
que tu y yo
(el Miedo, en forma de sombra)
niño?




-


No hay comentarios:

Publicar un comentario