domingo, 19 de septiembre de 2010

Esporas en el viento



Esporas en el viento
(por Emilio Nicolás)




Y no hice más que sentarme en el cordón de aquella calle,
de aquella ciudad gigante de la que no vengo,
con las cadenas descansando en el suelo
y los brazos agarrando mis rodillas,
el cielo aún no esclarecía
y el viento acumulaba en el cordón
las astillas

Y aquello no hizo más que engrandecer
los edificios sobre mi cabeza,
y yo tan pequeño, mirando a las ventanas primero,
no hice más que preguntar
si en algún sitio te encontrarás durmiendo,

O quizás caminando, cansado despierto, quién sabe
quizás todo sea rápido, o como yo creo, lento lento
Y me pregunté si te conoceré antes de haber muerto
saberte vivo y aún ausente me trae miedo

Y agarré mis rodillas y sentí el frío del aire a mi acecho
te imaginé dormido sobre de un colectivo, el asiento
y yo luchando contra Morfeo, acariciando tus cabellos

Sobre la calle negra, impulsados por el movimiento
que generaban los autos, creadores del viento
bailaban las esporas de los árboles, moviéndose a un sitio incierto

Nadie que se detenga, en esta enorme ciudad
a percatarse de esta nevada
que ven los ojos de los pequeños
que como yo, ahora, no hago más que sentarme
en el cordón de aquella calle,
de aquella ciudad gigante de la que no vengo,
y miro hacia arriba y no te encuentro
y miro hacia abajo y están bailando, tan pequeñas
tan imperceptibles
aún más que yo con los edificios, así como me siento
impulsadas por los autos al movimiento
las esporas de los árboles, bailando en el viento.




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