domingo, 27 de julio de 2014

Billy




Billy
(por Emilio Nicolás)



Billy sólo está cuando estoy solo. Cuando se expande el escenario atrás del muro de agua sobre el que salto, y en el que me zambullo. 
Los colores de la calle asfaltada y el verde de la puerta se mezclan con las ondas. Mientras entro, los muñecos caen de los estantes y también sus dibujos y aquella chica en traje de baño.

Billy tiene a cada lado de la cara un largo dedo negro que rasguña sus mejillas pálidas. Tiene también el torso grande y mucha barba. Billy no existe, si no soy yo quien manda.

Escondí sus lentes negros bajo mi almohada. Billy, cuando no sea Billy, va a querer buscarlos, para salir a la calle a hacer sus monadas.

¡Ah! Billy es un payaso al que todos aplauden y todos bailan. Billy se lleva el mundo por delante, y cuando todo sucumbió a su estampida arrebatada, aparezco yo entonces, y para salvarme no hago nada.

Aún cuando soy yo quien en mis sueños manda, me dejo aplastar por Billy, que me eleva por los aires en un golpe de verdadera gracia. Y ahí está él, alejándose y dándome la espalda. Billy es una silueta que se hace cada vez más pequeña mientras ríe y no tiene tiempo para contarme lo que le pasa.

Y yo ahora floto en el aire... ¡Ah, Billy! Si pudiera estar despierto, si pudiera darte un alma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario