Andar dormido, soñar despierto
(por Emilio Nicolás)
Quiero dormir y no quiero. Es este inmenso día entre el comienzo de la primavera
y el final del invierno. Quiero taparme y quiero dormir descubierto.
Y en las paredes acarician tus dedos, en todas partes en todas las casas en todos los sueños.
¿Y si me pierdo y te veo? ¿Y si me duermo y te encuentro? Me encojo y doy vueltas, como aquel día
El día del miedo.
Me siento solo y enfermo. Con las palabras justas en
el momento más desarmado.
En el no-momento.
Que se despierte, que no duerma más, que venga ahora.
Le dice al viento.
Y yo, que repito esas palabras, medio dormido, medio despierto:
yo, todo el tiempo
yo, todo el tiempo
Y lloro sin derramar una lágrima
¡Cuánto lloro!
La sombra de una nube oscurece mi ceño
Y pasa
Riendo
Y le digo al mundo que un millón de enseñanzas y sonrisas sabias
se perdieron
que el reloj corre para atrás y que todo vuelve a su lugar de origen
que nunca nada fue cierto
Y no me escuchan y doy vueltas en la cama, agarro la almohada, deshago las frazadas
se apaga el incienso
Es este el día más largo, entre el comienzo de la primavera
y el final del invierno
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