Entendimiento
(Por Emilio Nicolás)
Cuando era adolescente le tenía mucho miedo a las mentiras
El mismo era producto de un miedo mayor, como si de la rama de un árbol gigante se tratara
Los árboles no son fáciles de quitar, y en cierto modo me da mucha pena arrancarlos
Son necesarios
Por lo general dejo que otros lo hagan, porque yo no puedo
Recuerdo el árbol del jardín de mi casa, que quitaron para que mi hermana pudiera construir en ese espacio la suya
Sufrí mucho por él
No por mí
Y me quedé con el último pétalo de su última flor
Y también con su última espina
Las ramas, en cambio, son como heridas que no matan
Son marcas tatuadas con sangre seca
y dura
No he tenido escrúpulos en quitar las ramas de un árbol insípido al que se le ocurrió crecer justo frente a mi ventana
Ya me era imposible ver el cielo
Se metían por entre la reja y golpeaban el vidrio, solo para avisar que iban a entrar
No pidiendo permiso
Así que me salí un poco de mis pacíficas estructuras
¡Y las arranqué!
Fue tan divertido
Hasta mi madre, quizás en un arrancón por querer sentir algo de vida, quiso participar
Recuerdo que cayó al suelo mientras sujetaba una que parecía elástica
Y reímos y yo no dejaba de decir que era peligroso para ella
Pero también reía
Al final quitamos algunas
Y ahora sigo sin poder ver el cielo
Pero veo aves
Sí....
Decididamente no puedo arrancar árboles, pero sí ramas
Mi miedo a las mentiras solía ser una rama
Ahora soy inmune
Porque las leo
Las percibo
Las detecto
Veo los ojos de quien miente, bailotear entre las nubes y las grietas de las baldosas
Los persigo y no los encuentro
Entonces sonrío y me rasco el pelo
Y me recuerdo, atemorizado, y me veo de nuevo
Las personas son tan frágiles
Tan predecibles
Tan manipulables...
Y yo también
Quisiera no sentirme uno más del montón porque entiendo todo ahora
pero aún hay cosas que no puedo controlar
porque el árbol sigue
Porque todavía temo perder lo que añoro y aún no tengo
Porque aún me veo repitiendo modelos viejos, en pequeñas medidas
controlables
fáciles de armar
de pintar
de proyectar
porque ya conozco las mentiras ¡Vaya que las conozco!
Porque me miro al espejo y no puedo retener las pupilas
Sin intentar desviar la mirada
a las grietas
de las baldosas
de mi propio suelo